La razón ha venido a visitarme con toda la furia.

 Querida mía,

   No me he enamorado de nadie.

   Mi silencio tiene que ver más con una reflexión profunda acerca de mi vida.

   Te confieso que estoy experimentando una cierta crisis desde hace unas semanas.

   Me siento confuso y algo perdido. Lo malo de la desorientación es que uno no sabe muy bien ni dónde está ni hacia dónde ir. Lo bueno, es que una vez asumido que uno está perdido, ya sabe que sólo le resta encontrar su camino o dibujar uno nuevo y personal.

   Tal vez sea por eso por lo que los japoneses emplean el mismo ideograma para designar "Crisis" y "Oportunidad".

   Te confieso que esta desorientación también ha afectado a mis sentimientos. 

   Sé que te quiero y que me importas, que te deseo lo mejor y que me gustaría que nunca sufrieras. Pero siento que en las ultimas semanas, aunque yo mismo me haya negado la evidencia, la temperatura entre nosotros ha descendido. Lo sé porque lo que antes me parecian contratiempos sin importancia (Un océano de distancia, los husos horarios de nuestras actividades, la dificultad de un futuro juntos) ahora se me antojan obstáculos insalvables. La razón ha venido a visitarme con toda la furia y ha herido profundamente a la emoción.

  Creo que en este momento de confusión necesito emprender mi camino solo. Amparado por mis amigos, mi familia, toda mi gente querida. Pero solo.

  Me atrevo a pedirte que sigas siendo mi amiga y que pienses en mi como tal.

  Tal vez esa opcion no sea viable para ti y prefieras exiliarme de tu vida. Esa decisión solo te corresponde a tí y no puedo sino aceptar lo que decidas. 

   Perdoname si te he hecho daño de algun modo. Te puedo asegurar que nunca lo he pretendido.

Te he querido lo mejor que he sabido. Probablemente ha sido poco y mal para lo que tú mereces que es mucho.

                       Un fuerte abrazo,

                                                   Gorrión de papel.